
Algunos colegas me ven como un boludo por hacer poesía amorosa. En la poesía argentina no es conveniente aparecer como demasiado sensible, siempre se han privilegiado las rancias especulaciones con el lenguaje por un lado, y por el otro, una veneración de las poses suicidas. Ser cínico da chapa de inteligente y astuto. El factor “sentimiento”, esencial en toda poesía, parece haber sido descartado en buena parte del corpus de la poesía argentina. Sinceramente prefiero ser boludo y no tener el corazón cerrado con un candado.
Rodolfo Edwards