
La forma más común de saludar a un colega soldado en mi unidad era –en vez de simplemente decir “¡Hola!” –“¡Chupámela!” (“Pusi kurac”, en serbo –croata); esta fórmula era tan común que había perdido completamente su connotación obscena y se decía en forma totalmente neutral, como un mero acto de cortesía.