Con Jean-Jacques Rousseau la filosofía sube de tono, se vuelve intensa, melodramática y confesional. No es que en este tipo de literatura filosófica se hable de sí, sino de los efectos que el mundo provoca en la subjetividad de quien escribe. De los efectos o de los golpes, de las traiciones, de las artimañas, los infundios, la difamación.
La última filóloga
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