
Esta afirmación de la universalidad del antagonismo no implica en modo alguno que "en la vida social no hay diálogo, sólo guerra". Los de derecha hablan de una guerra social (o sexual), mientras que los de izquierda hablan de lucha social (o de clase). Hay dos variaciones posibles para la infame declaración de Joseph Goebbels "Cuando oigo la palabra 'cultura', busco mi pistola": una es "Cuando oigo la palabra 'cultura', busco mi chequera", pronunciada por el cínico productor cinematográfico del filme Mépris [El desprecio], de Godard; y la inversa, izquierdista e iluminada, "Cuando oigo la palabra 'revólver', busco la cultura". Cuando hoy un peleador callejero neonazi oye la palabra "cultura occidental cristiana", busca su revólver para defenderla de los turcos, los árabes, los judíos, destruyendo así lo que se propone defender. El capitalismo liberal no tiene necesidad de semejante violencia directa: el mercado realiza la tarea de destruir la cultura de una forma mucho más sutil y eficaz.