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La culpa y la regla

Pero ninguno de estos escritores míticos e “influyentes” tiene la culpa de lo que se genera a su alrededor. Por lo general, son artistas sin reglas, como debe ser, así que no aspiran a nada. Les basta con garabaterar sus ocurrencias, con empezar poemas, novelas, cuentos y no terminarlos, olvidarlos por ahí, perderlos en alguna mudanza. Si aspiran a algo es a la inexistencia, pero, como dije, nunca falta el editor que arruina sus pretensiones y los termina publicando, juntando sus papelitos y armando de la noche a la mañana una obra que el propio artista nunca soñó. Así les salen esta clase de libros a estos editores, por supuesto.