domingo, 28 de junio de 2009

Die Abweisung (La negación)




Cuando me encuentro una hermosa joven y le ruego:


"¿Quiere usted acompañarme?" y ella pasa sin contestar, ese silencio quiere decir esto:


- No eres ningún duque de famoso título, ni un fornido americano con porte de piel roja, de ojos equilibrados y tranquilos, de una piel curtida por el viento de las praderas y de los ríos que la atraviesan, no has hecho ningún viaje por los grandes océanos, y por esos mares que no sé dónde se encuentran. En consecuencia: ¿por qué yo, una joven hermosa, habría de acompañarte?


Yo le respondería:


- Olvidas que ningún automóvil te pasea en largos recorridos por las calles; no veo caballeros de tu séquito lanzándose detrás de tí siguiéndote en estrecho semicírculo, murmurándote bendiciones: tus pechos parecen perfectamente comprimidos en tu blusa, pero tus caderas y tus muslos los compensan de esa opresión; llevas un vestido de tafetán plisado, como los que tanto nos alegraron el otoño pasado, y sin embargo, sonríes -con ese peligro mortal en el cuerpo - de vez en cuando.


Ya que los dos tenemos razón, y para no darnos irrevocablemente cuenta de la verdad, preferimos, ¿no es cierto?, irnos cada uno a su casa.




1906.