La verdadera tragedia no es para mí el sufrimiento. Yo había sufrido y, sin embargo, eso no era trágico. Para mi, trágico era ser cómico para los demás. Trágico es tener un dolor que nadie respeta. Ay, Dios mío, hubiese dado mi vida por tener una tragedia que me hiciera respetable. Pero se ríen de mí.
La última filóloga
Hace 4 horas