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Este Charly es un Charly lobotomizado, para algunos, que podría representar el sentimiento de la restauración que se avecina una vez que el matrimonio K concluya la mejor presidencia de la democracia. Es que la política ama a Charly García, y las marcas y su talento estropeado confirman lo que –los boludos- dicen en que devino la obra: su obra es su cuerpo. Pero siempre hay algo que está ahí, una cita con la burocracia de los sentimientos colectivos, encarnada en figuras que por otra colectora financian Soles sin droga, y por esta justifican a Charly como a los que “ponen el cuerpo”, los que lo ofrecen a su propia destrucción. Lopérfido le llenó el alma con la multitud gratuita cuando no pudo tirar los muñecos al mar. Y el señor K le hizo cantar y romper la guitarra en el escenario. Y puso su versión del himno en la ESMA. Su "inimputabilidad", en tal caso, aquello que lo exceptúa de la ley, es la condición del sobreviviente. Pregunto: ¿cómo se hace para soportar la voz de Nito Mestre si uno quiere hacer una autopsia sobre la obra de Sui Generis y empezar desde el principio? Ese sería el exceso de Sui Generis: esa voz angelical, ese cantante pulido que, además, toca una flauta al modo en que aprenden a tocar en la parroquia los mas sensibles. ¿Esa presencia cristiana y moralista de la voz de Nito Mestre es capaz de arruinar uno de las cancioneros mas preciosos? No, esa voz entra en el canon de la época: y la habilidad involuntaria de Charly fue haber cristalizado esa voz y no la suya. Nito cayó en un agujero negro que podría ser llamado Pastoral… y Charly huyó para delante de la mano de un Boeing progresivo. ¿Cuál podría ser la excepcionalidad de Charly, aquella que lo arroja al parnaso horrible de los artistas del inconciente colectivo? Una cosa puede ser su recurso práctico de haber hablado a veces de lo que no se habla, y eso en Argentina tiene marcas muy precisas: haber escrito y cantado sobre los desaparecidos, dentro del país, cuando los hechos ocurrían, es como una marca demasiado potente. Y eso lo hizo con un recurso metafórico tan obvio, tan utilitario para los fines... Charly no era un “surrealista”, con las horribles consecuencias del surrealismo en las letras de rock, en el que todo podría “en un punto” hablar de aquello.