lunes, 17 de mayo de 2010

[Lata peinada]


Para merecer el título de escritor hay que publicar un libro cada dos años, cosa que yo no he hecho y que no creo que pueda hacer jamás. Claro, esa es la burocracia de la literatura. Yo pienso que se escribe porque hay ganas de escribir, y resulta que si a uno no le interesa lo que está escribiendo, evidentemente, chau. Es el único privilegio del escritor: ser el primer lector


Algo de razón tiene, porque los cuentos de A & A fueron escritos, como casi todo en él: poemas, novelas o relatos, a partir de una frase escrita casi al azar, o tan sólo a partir de una palabra que le andaba resonando en el momento de ponerse a escribir, sin saber para nada lo que iba a hacer. Escribir un argumento muy pensado le parece una adaptación o algo peor para él, ¡un guión cinematográfico! O una mera traducción en palabras de algo bien masticado mentalmente.




Ahí me di cuenta de algo que iba a regir mi método de escritura, mucho más importante que los libros que leí: de saber escuchar. Me he propuesto trasladar a la literatura hasta los furcios y sobre todo los silencios del lenguaje hablado.