lunes, 7 de marzo de 2011

Conversación universal plusvalía de código renta básica y demás bagatelas



“En cualquier caso, la necesidad de profesores que hayan leído a los grandes filósofos desaparecidos es más que suficiente para garantizar que siga habiendo departamentos de filosofía mientras siga habiendo universidades”. Lo que parece una sugerencia implícita a que dejen de haber primero filósofos profesionales, después departamentos de filosofía, para terminar con que desaparezcan las universidades y sea la ciudad escuela y los ciudadanos, todos, tanto alumnos como profesores. El peligro neoliberal de esta bonita idea que suscribimos estriba en que liquidar el soporte estatal de los profesionales de la historia del pensamiento pudiera no ser seguido de la devolución del ágora a los ciudadanos, sino del desmantelamiento político y social al que venimos asistiendo desde la publicación del libro de Rorty. Una mejor solución sería la de mantener el soporte público de la filosofía, sus instituciones educativas, al tiempo que extender la conversación sectaria de una Academia cerrada, abriéndola a toda la ciudadanía y extendiéndola a toda la sociedad. Así, en lugar de encapsular el conocimiento en ghettos académicos y prepara círculos cerrados elitistas, para la desagradable tarea de la dominación y de la guerra, se entrenaría todo el mundo en la difícil tarea de la libertad y de la convivencia. Pero para eso haría falta la ruptura de numerosas jerarquías para lo cual sería necesario que el derecho a la renta básica, el ocio y la formación se cumpliese plenamente en la realidad y no sólo en las palabras, sería necesaria una democracia real o radical y no la democracia formal que tenemos hoy en día.