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Estoy tentado a decir que la lección más profunda de Lacan es que la mujer está en una posición ontológica más fundamental. Que la subjetividad está en su nivel más fundamental femenino. Y que el hombre es una reacción a la mujer, el hombre viene en segundo lugar. En esto, Lacan dio vuelta la Biblia, que primero habla de Adán y la condena de la diferencia sexual y luego de la mujer. El hombre viene en segundo lugar, es una especie de ello para la mujer. Porque, otra vez, esta inconsistencia pura de ser sujeto del orden simbólico, que Lacan habría llamado “el no-todo”. El hombre, entonces, es un intento a través de un significante fálico para totalizar esto, y así sucesivamente.