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[Nuevo blogger]

La opinión personal de un autor, o de todos los autores, carece de interés salvo para quienes aman las especulaciones de las almitas solitarias. Lo cierto es que hoy, nos guste o no nos guste, cada autor es el lugar que ocupa en el sistema. Superficialmente, parecería que en la actualidad hay más papeles para elegir: El Best Seller, El Escritor Polémico, El Autor Para Minorías Selectas, El Censurado, etc.
Sin embargo, el escritor no “elige” nada. Si accede a escribir y a publicar está aceptando participar en el juego: los resultados de su obra no le pertenecen y es absolutamente “irresponsable” de las posibles variantes, que van desde el bestsellerismo hasta la clandestinidad. Y esta irresponsabilidad significa, además, que no podrá reclamar para sí los beneficios graciosamente épicos que brinda la marginalidad: el libro es una mercancía y, por lo tanto, cualquier forma de circulación “repite” las leyes del mercado.