
Cualquiera puede crear. Plagiar es para los elegidos.
El plagio es una forma del transformismo.
Ustedes creen que el plagiario plagia por dinero pero no es verdad. O por fama: es una idea completamente errónea. Plagiamos por el placer de plagiar. Nunca se nos hace justicia. Somos entre los autistas los más perseguidos.
Es que así como algunos delirantes buscan el movimiento continuo, él buscaba el plagio continuo y perfecto. No por las utilidades económicas que pudiera reportarle, sino por el sacudimiento emotivo, intelectual, de tener el control total.
El plagio es la tentación perpetua del hombre de genio.
¡Ah!: vosotros no comprendéis el placer de imitar; no percibís el arte de acoplarse al sistema nervioso de un artista cualquiera, captar el fluido eléctrico que pasa por su sistema central y mandar a nuestras propias almas plagiadoras, infinitas vibraciones que no nos pertenecen.
A veces el chiste afirmando una cosa que uno no cree puede resultar peligroso. Lo mismo las creaciones: uno no cree en el valor de algunas, pero las plagia para mejorarlas. O las replagia.
Se proponían una tarea análoga a la del surrealismo, pero en el territorio inexplorado (digamos) del plagio. Tenían: la escritura del plagio automático…
Dijo Salvador Dalí: “Todo lo que no es tradición es plagio”.
Y comentó también en otro lado: “Dicen que mis obras son plagios. Está bien, lo admito: son plagios. Pero plagios geniales.”
“El que plagia a uno es plagiario. El que plagia a muchos es erudito”. No recuerdo al autor de ésta, que es un frase buenísima.
Quien es malo siempre es tan tonto como el que procura ser constantemente bueno. Son “califas que están abdicando en las sombras”.* Sé malvado y bueno, deliberada y conscientemente. Ante la maldad discontinua todas las puertas se abren.
Si acaso no quisieras o no pudieras ser rey, o no tuvieses voluntad para fundar una secta pues a tus pecados unes el de la haraganería, pues bien, hijo mío: sé escritor. Pero no plagies siempre. También crea. Es preciso crear para ocultar nuestros plagios. Es indispensable plagiar, para enmascarar nuestra creación. Sólo quien mezcla con sabiduría ambas cosas, llega hasta el fin de sus días rodeado de riquezas y honores.
El plagio es la fuente de Castalia donde bebe el artista oculto.
El plagiario – supremo gran trágico - no puede menos que observar con piedad y terror al creador.
Los cinco elementos de la alquimia son : la tierra, el agua, el aire, el fuego y el plagio.
No es necesario entender a un hombre en absoluto para plagiarlo. Antes bien, el que no entiende, plagia mejor.
El plagio viene primero, la creación después. La creación va a la zaga en el Libro de la Historia. Es más: el plagio es la comadrona de la creación. El plagio es el Libro de los Libros y has de saber por fin que el impulso creador sólo crea. Es tan sólo el espíritu plagiario el que nos permite acceder al Arte.
El poder verdadero consiste en no aparecer.
* Las mil y una noches