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[la derecha, que siempre te corre por izquierda...]

Aun sin más conocimiento que el que proviene de los suplementos literarios y los medios masivos, está claro que la Argentina está llena de viudas de Puig y Lamborghini, de gente que repite que para escribir hay que librarse de Borges y que a pesar de algún retroceso y de las bajas ventas, hay casi una ebullición en la literatura argentina. Por otra parte, ya nadie que pueda aportar prestigio se acuerda de Soriano mientras que los escritores veteranos que rescata Tabarovsky están absolutamente consagrados. Lo que llama la atención, para alguien que llama a destruir cada canon existente, es su fruición para defender la legitimidad del formado por “Puig-Lamborghini-Néstor Sánchez-Libertella-Fogwill-Aira-Guebel”. La cruzada que el libro emprende recuerda lo que Ciorán alguna vez describió como la gran astucia de los cristianos, que se seguían presentando como víctimas cuando ya los emperadores abrazaban su credo, viveza que repitieron los comunistas cuando tenían bajo control no solo la Unión Soviética sino a buena parte de la conciencia de Occidente. Daría la impresión de que Tabarovsky la emprende contra los que están en camino de ser borrados del mapa y que nunca tuvieron demasiada entidad, bajo la excusa de que el mercado los apaña. Mucho más osado, tal vez más liberador que atacar a Giardinelli y a De Santis sería publicar un libro cuyos capítulos fueran Puig me tiene podrido, Lamborghini: rajá turrito, Libertella no se entiende nada, Fogwill, te espero en la esquina y así siguiendo.
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