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[políticamente gagá]
-No, ahora no podemos decir nada. Ya está todo hecho. Yo eso lo dije cuando el tema de los desaparecidos sirvió como cortina de humo para tapar la posibilidad y la disponibilidad de volver atrás con la legislación que hizo la dictadura cívico-militar (y no militar). Por otra parte, me resultó odioso el invento de Hebe de Bonafini de 30.000 desaparecidos, porque fueron siete, ocho, nueve mil. Yo calculé siempre más que la verdad, porque conocí muchos militantes del ERP: había sirios, había peruanos, había muchos franceses (uno de ellos usó una casa mía como aguantadero) que venían a hacer training -y turismo-, así como muchos hicieron el servicio militar en Bella Unión, con Sendic. Ahí se aprendía mucho sobre guerrilla urbana. Así que con eso se puede conseguir un presidente. Jua, jua, qué buen chiste. -Seis millones es un número semejante a la capacidad demográfica de la región donde fundaron el estado de Israel. Nadie va a saber nunca cuántos fueron. En mi opinión, no habrán pasado de un millón. Igual es muchísimo, loco. Porque además no son un millón de masacrados, como la gran mayoría de los desaparecidos, que fueron a un campo, los interrogaron, los maltrataron y los mataron; estos tipos estuvieron trabajando durante años, muchos fueron llevados en 1939, 1940, 1941. Los judíos, más tarde, fueron la última ola. Los gitanos fueron mucho antes. Los comunistas, muchísimo antes.