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¡Todos al taller de Petete!

“En la práctica cotidiana, la poesía se divide en buena poesía, la escrita por nosotros, y mala poesía, la escrita por otros, sobre todo por aquellos a quienes su filosofía y sus supersticiones o ilusiones convierten en extraños a nosotros mismos, o bien por quienes pertenecen a otro grupo o generación. El umbral objetivo de la calidad o aceptabilidad es, pese a las certezas de los críticos y teóricos, bastante vago […] ¿Cuáles son las características de la mala poesía? Los hermanos Petras observan que existe un talento especial según el cual el anticlímax sobreviene en el momento equivocado, las palabras incurren en una absurda contradicción con el pathos, y se verifica un derroche apasionado de los artificios y recursos literarios. Creo que es posible derivar de aquí una lección general e independiente del tiempo: que la poesía fracasa en la reiteración inexperimentada y obsesiva de verdades ordinarias y en la formulación solemne de seudorreflexiones que no resistirían un contexto ‘no poético’. Para decirlo en otras palabras, el fracaso se debe al remedo burlesco de un poeta que piensa que es una mariposa cuando en realidad es un gorgojo… Pensemos en esto: la seriedad es uno de los requisitos de la poesía muy mala.”