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[La Última de Bourdie]
En términos bourdianos, si no es eso no es nada, si no es campo de fuerzas en tensión no hay campo. Pero bueno, también se puede pensar en términos post-autonomistas, como diría Ludmer, y pensar que ya no hay más enfrentamiento de fuerzas porque no hay más campo, que no hay adentro-afuera, y que en parte las redes sociales, internet y todas estas cuestiones empiezan a diluir los límites del campo. Entonces llega una instancia en que cada uno hace la suya y está todo bien, en algún punto. Donde ya no hay disputa por una poética, por una estética hegemónica, hay una especie de libertad para que cada uno encare su proyecto por donde quiera. Al mismo tiempo eso aparece entrecruzado por un montón de otros discursos audiovisuales, de redes sociales, proyectos colectivos, y la disputa por la estética y por la poética queda relegada a un segundo plano. Yo ahora no veo grandes batallas en el campo literario, no veo grandes partidos para tomar. Veo agrupaciones colectivas que no están identificadas bajo una estética particular. Por otra parte, la literatura ocupa un lugar cada vez más minoritario. Entonces, al tener menos relevancia, creo que eso implica mayor agrupamiento. Hoy campo de fuerzas es Bailando por un sueño, un montón de gente peleándose a ver quién logra la adhesión del público.