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[el playboy el dandy y sus sucedáneos trash]
Los casos citados ¬Bond, el hip hop, Fort, Lady Gaga o Lara Croft¬ operan como lecturas, actualizaciones o reversiones del playboy en escena. En películas, en tv, en videoclips o en la Web 2.0, la figura del playboy se alimenta del dandy homosexual del siglo XIX ¬Wilde o Proust¬, así como del libertino misógino de los siglos XVII y XVIII ¬Casanova o Cyrano¬. Propias del Club de Hombres y de toda su iconografía conceptual donde encontramos los cigarros, las pipas, los caballos, las armas de caza, los vinos, los portos, el whisky, el cognac, los juegos de mesa (póker), el boxeo, el esgrima o el gimnasio, estas encarnaciones de la masculinidad devienen formas de vida propias de la tipología del gentleman (caballero como ideal moral) y que ha recibido numerosas personificaciones evidentes en la cultura pop: desde Sherlock Holmes hasta Bruce Wayne (Batman), pero también en personalidades como Alfred H. Dunhill o el director alemán Herbert Von Karajan. Estos aristócratas solterones, libertinos liberales, bonvivants enófilos, fumadores eximios y buscadores de mujeres, tal vez sin saberlo, construyeron una forma particular y común de diseñarse a sí mismos. Tal vez todo se trate de un juego de personas, conjugaciones y relaciones: así como el playboy se constituye como tal en relación al otro (a las mujeres que seduce y conquista, y lo constituyen), el dandy lo es con relación a sí mismo (su propia autoconstitución, su propia conquista podríamos decir, su estetización que no es sino narcisismo de cuño gai).