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[sobre la izquierda la K niana]
Cuando uno va a las villas miseria de la Argentina, o a las favelas de Río o a las ciudades perdidas de México, lo que descubre actualmente es que la pobreza ya no es un "menos", ya no es una carencia, la pobreza está dominada por el exceso. En la pobreza, o en la miseria mejor dicho, hay drogas, armas, objetos, relojes falsos, es decir, hay todo un régimen de circulación de objetos que efectivamente muestran que hay una mutación y que de la famosa definición de Marx de "la no satisfacción de las necesidades materiales", se ha pasado a una definición, si ustedes me permiten, lacaniana de la pobreza, que la podríamos formular en estos términos: la miseria es estar a solas con el plus de goce sin ningún recurso simbólico. La nueva miseria es el consumo del objeto de goce sin ningún tipo de lazo social que encuadre eso. Esto verifica, confirma, la hipótesis de Lacan sobre el discurso capitalista, discurso que se caracteriza por realizar un movimiento circular en donde uno no puede establecer a priori corte alguno, por eso es un absurdo lógico hablar de lucha anticapitalista.